Ni doméstica, ni muchacha menos criada, solo trabajadoras del hogar: Marcelina

Juan Carlos MEDRANO

“No somos sirvientas, somos asistentes, somos iguales”, afirma Marcelina Bautista, secretaria general colegiada del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho).

Entrevistada en esta capital donde asistió a los “Diálogos por el Trabajo del Hogar” organizados por el IMSS, Marcelina dice que es como Catalina, como Sofía, como Marcela o Benita. trabajadora del hogar, como Cleo la protagonista de “Roma”, dirigida por Alfonso Cuarón y nominada a 10 premios Óscar.

“Ni doméstica, ni muchacha ni las peores criada o sirvienta. Son trabajadoras del hogar que se remunera; ellas piden: “trátennos con dignidad desde cómo nos nombran”, afirma.

Considera que esos nombres despectivos son “un clasismo imbuido en la cultura.

Como el personaje interpretado por Yalitza Aparicio, mujer mixteca de Tlaxiaco, Oaxaca, y como la gran mayoría de las 300 mil mujeres que aproximadamente se encuentran ocupadas en el trabajo doméstico remunerado en todo el país, las trabajadoras domésticas están del otro lado de los muros referidos por Cuarón: el de la etnia y el de la clase.

Marcelina Bautista, secretaria general colegiada del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho), pidió a los “patrones” poner el ejemplo y respetar los derechos de las trabajadoras del hogar.

Explico que el sindicato y diversas instituciones han impulsado campañas donde se convoca a los empleadores a comprometerse con los derechos laborales de las trabajadoras que realizan labores domésticas en sus hogares.

“Los empleadores que son legisladores, que son diputados, que son políticos, que son empresarios, son ellos los que deben empezar a poner el ejemplo para que la sociedad lo siga”, consideró Bautista.

Insistió que pese a los logros alcanzados se debe seguir exigiendo el cumplimiento de sus derechos laborales.

Reconoció que pese a que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) haya iniciado un programa para brindarles asistencia médica, se debe insistir en recuperar la visibilidad de los miles de trabajadoras del hogar y las problemáticas que enfrentan.

“El 97 por ciento de las trabajadoras del hogar no tienen contrato de trabajo. El 97 por ciento no tiene seguridad social. No tienen acceso a guarderías, no tienen acceso a una pensión. Trabajan 30 o 40 años en una casa, y después salen sin una pensión”, expuso.

Citó que “los salarios precarios, la falta de prestaciones sociales y la condición de discriminación representa empobrecimiento y mínimas posibilidades para enfrentar situaciones emergentes o de invertir en su futuro o en el de su familia”.

Planteó la necesidad de crear un tabulador para proporcionar un salario digno, el cual considera diversas categorías, de acuerdo con las funciones que cumple la trabajadora.

Por ejemplo, una trabajadora que hace limpieza general y compras de alimentos debería ganar mínimo 250 pesos diarios, con un aumento anual de 5 por ciento.

Aquellas encargadas de la limpieza, cuidado de personas y que además cuentan con algún diploma, podrían ganar hasta 555 pesos, según el tabulador.

Se propone otorgar un aguinaldo mínimo de 15 días de trabajo; pago por horas extras trabajadas; al menos seis días hábiles de vacaciones por año trabajado; firmar un contrato que establezca horarios y actividades a cumplir, así como garantizar el acceso a la seguridad social.